Mujeres en el Mercado Laboral

Muchas de las brechas por sexo persistentes en el mercado laboral se ampliaron en el contexto de la pandemia por COVID-19.

Mujeres en el Mercado Laboral

La principal razón es que muchas de ellas dejaron el mercado laboral o redujeron sus jornadas a raíz de la mayor necesidad de labores del hogar y de cuidados derivados del cierre de escuelas y guarderías, así como de la atención de personas enfermas. 

Mujeres en el Mercado Laboral

Antes de COVID-19

Una de las barreras a las que las mujeres se enfrentan para incorporarse a la fuerza de trabajo es la sobrecarga desproporcionada del trabajo del hogar y de cuidado no remunerado.

En promedio, las mujeres dedicamos 43 horas semanales a estas tareas; los hombres, 18. Para las mujeres ocupadas esto representa una doble jornada laboral, además de ser una barrera para permanecer y/o crecer en un trabajo.

Antes del inicio de la pandemia por COVID-19 (primer trimestre de 2020), 16.6 millones de mujeres mayores de 15 años no trabajaban ni buscaban un trabajo (43.52% de las mujeres en edad de trabajar). Para el primer trimestre de 2022 esta cifra ascendió a 17.9 millones (44.78% de las mujeres en edad de trabajar).

Asimismo, debido a la menor disponibilidad por quehaceres domésticos y de cuidados, menos mujeres tienen la posibilidad de participar en el mercado laboral; una mayor proporción de ellas lo hace en informalidad y en promedio los salarios son 16% menores para las mujeres.

Una de las barreras a las que las mujeres se enfrentan para incorporarse a la fuerza de trabajo es la sobrecarga desproporcionada del trabajo del hogar y de cuidado no remunerado.

En promedio, las mujeres dedicamos 43 horas semanales a estas tareas; los hombres, 18. Para las mujeres ocupadas esto representa una doble jornada laboral, además de ser una barrera para permanecer y/o crecer en un trabajo.

Antes del inicio de la pandemia por COVID-19 (primer trimestre de 2020), 16.6 millones de mujeres mayores de 15 años no trabajaban ni buscaban un trabajo (43.52% de las mujeres en edad de trabajar). Para el primer trimestre de 2022 esta cifra ascendió a 17.9 millones (44.78% de las mujeres en edad de trabajar).

Asimismo, debido a la menor disponibilidad por quehaceres domésticos y de cuidados, menos mujeres tienen la posibilidad de participar en el mercado laboral; una mayor proporción de ellas lo hace en informalidad y en promedio los salarios son 16% menores para las mujeres.

El impacto de la pandemia por COVID-19

Menor participación laboral. 75.8% de los hombres de 15 años o más se encuentran económicamente activos, mientras que únicamente 43.6% de las mujeres se encuentra en esta condición. A esto le conocemos como participación laboral. 

La participación laboral de las mujeres es menor a la que se tenía antes del inicio de la pandemia por COVID-19, pues en el primer trimestre de 2020 era de 45.05%. La tasa de participación de las mujeres en México (43.6%) es menor al promedio mundial de 49% (OIT) e incluso menor al promedio de la región. Este indicador nos permite identificar que necesitamos modificar políticas públicas que permitan que más mujeres se integren a la Población Económicamente Activa (PEA).

Así, en nuestro país existe una brecha de participación de 32.1 puntos porcentuales, la cual es mayor a la que se tuvo previo a la pandemia (primer trimestre de 2020), que fue de 31.39 puntos porcentuales.

Una de las razones que explican este fenómeno es la sobrecarga del trabajo del hogar y de cuidado no remunerado. 4 de cada 10 mujeres en edad de trabajar no trabajan ni buscan un trabajo; la principal razón es que se dedican a los quehaceres domésticos de su hogar sin remuneración.

Mayor informalidad laboral. La tasa de informalidad laboral para las mujeres es de 54.3%, mientras que para los hombres es de 48.7%. Una de las razones por las que las mujeres se ocupan con mayor frecuencia en informalidad laboral es porque en ella encuentran esquemas de mayor flexibilidad, la cual requieren para cumplir con los roles y labores adicionales que se les asignan. 

Esto es un problema porque la informalidad se asocia con menos ingresos a corto y largo plazo, menor productividad, así como no contar con acceso a servicios de salud. Además, las personas ocupadas en un empleo informal son más vulnerables a perder su trabajo en contextos de emergencia debido a la falta de un contrato laboral.

Menores salarios. En promedio, por cada $100 que los hombres reciben como ingreso laboral, las mujeres reciben $84. En empleos informales (que es donde se ocupan la mayor parte de las mujeres) la brecha es mayor, pues por cada $100 que los hombres reciben como ingreso laboral, las mujeres reciben $75.

Menor participación laboral. 75.8% de los hombres de 15 años o más se encuentran económicamente activos, mientras que únicamente 43.6% de las mujeres se encuentra en esta condición. A esto le conocemos como participación laboral. 

La participación laboral de las mujeres es menor a la que se tenía antes del inicio de la pandemia por COVID-19, pues en el primer trimestre de 2020 era de 45.05%. La tasa de participación de las mujeres en México (43.6%) es menor al promedio mundial de 49% (OIT) e incluso menor al promedio de la región. Este indicador nos permite identificar que necesitamos modificar políticas públicas que permitan que más mujeres se integren a la Población Económicamente Activa (PEA).

Así, en nuestro país existe una brecha de participación de 32.1 puntos porcentuales, la cual es mayor a la que se tuvo previo a la pandemia (primer trimestre de 2020), que fue de 31.39 puntos porcentuales.

Una de las razones que explican este fenómeno es la sobrecarga del trabajo del hogar y de cuidado no remunerado. 4 de cada 10 mujeres en edad de trabajar no trabajan ni buscan un trabajo; la principal razón es que se dedican a los quehaceres domésticos de su hogar sin remuneración.

Mayor informalidad laboral. La tasa de informalidad laboral para las mujeres es de 54.3%, mientras que para los hombres es de 48.7%. Una de las razones por las que las mujeres se ocupan con mayor frecuencia en informalidad laboral es porque en ella encuentran esquemas de mayor flexibilidad, la cual requieren para cumplir con los roles y labores adicionales que se les asignan. 

Esto es un problema porque la informalidad se asocia con menos ingresos a corto y largo plazo, menor productividad, así como no contar con acceso a servicios de salud. Además, las personas ocupadas en un empleo informal son más vulnerables a perder su trabajo en contextos de emergencia debido a la falta de un contrato laboral.

Menores salarios. En promedio, por cada $100 que los hombres reciben como ingreso laboral, las mujeres reciben $84. En empleos informales (que es donde se ocupan la mayor parte de las mujeres) la brecha es mayor, pues por cada $100 que los hombres reciben como ingreso laboral, las mujeres reciben $75.

Acciones a favor de la incorporación de mujeres al mercado laboral

¿Qué se necesita para que más mujeres se incorporen al mercado laboral?

  • Oferta de servicios de cuidados pública y gratuita
  • En México, la oferta pública de servicios de cuidados es muy limitada, sobre todo tras el cambio programático del programa de Estancias infantiles en 2019.
  • El gobierno no ofrece incentivos para que las empresas inviertan en guarderías.
  • Los centros de cuidados no sólo generan empleos, sino que permiten que más mujeres tengan una ocupación remunerada.
  • Promover una nueva cultura de trabajo en la que el respeto al horario de trabajo, la flexibilidad, las medias jornadas laborales y el teletrabajo sean opciones reales para mujeres y hombres que realizan labores de cuidado.
  • Regular el trabajo doméstico remunerado.
  • Repartir de manera equilibrada el trabajo del hogar al involucrar más a los hombres en la crianza y labores del hogar.
  • Promover la idea de que los hombres también pueden cuidar.
  • Licencias de paternidad obligatorias y de mayor duración.
  • Adoptar una cultura laboral en la que los hombres también puedan ausentarse por motivos de cuidado de hijas/os, enfermos/as y adultas/os mayores.

 

¿Qué se necesita para que más mujeres se incorporen al mercado laboral?

  • Oferta de servicios de cuidados pública y gratuita
  • En México, la oferta pública de servicios de cuidados es muy limitada, sobre todo tras el cambio programático del programa de Estancias infantiles en 2019.
  • El gobierno no ofrece incentivos para que las empresas inviertan en guarderías.
  • Los centros de cuidados no sólo generan empleos, sino que permiten que más mujeres tengan una ocupación remunerada.
  • Promover una nueva cultura de trabajo en la que el respeto al horario de trabajo, la flexibilidad, las medias jornadas laborales y el teletrabajo sean opciones reales para mujeres y hombres que realizan labores de cuidado.
  • Regular el trabajo doméstico remunerado.
  • Repartir de manera equilibrada el trabajo del hogar al involucrar más a los hombres en la crianza y labores del hogar.
  • Promover la idea de que los hombres también pueden cuidar.
  • Licencias de paternidad obligatorias y de mayor duración.
  • Adoptar una cultura laboral en la que los hombres también puedan ausentarse por motivos de cuidado de hijas/os, enfermos/as y adultas/os mayores.