Las mujeres migrantes representan el 50% de las personas migrantes en el mundo; en México son entre el 25 y 30% en los flujos migratorios. La violencia en razón de género es una de las principales razones de su migración. En México, son discriminadas por su condición de género, nacionalidad y raza. En el contexto de la pandemia, los retos para acceder a la salud se exacerbaron, casi siempre supeditados a documentación o estancia migratoria regular en el país. Además enfrentan complicaciones para acceder al trabajo, a la educación y a una vivienda digna. Aunado a ello, se ha incrementado el hostigamiento de las autoridades a las y los defensores de los derechos de las personas migrantes.
Los requisitos para el acceso a la vacunación descartan a las personas migrantes, pues la mayoría no cuenta con CURP o comprobante de domicilio.
“Cuando intento salir, los coches no se detienen, aunque esté embarazada. Si tengo que ir al centro de salud, camino. No tenemos derechos aquí”, “Afuera, la gente no te respeta. No estás en tu propio país y la gente está enojada contigo. Si algo te pasa no puedes hablar con nadie sobre ello. Es peor que en Haití”, “Es como si la sangre que corre por sus venas no fuera la misma que la sangre de nuestras venas. Te miran como si no fueras nada porque eres negro”, testimonios de mujeres migrantes haitianas en Tapachula, Chiapas, quienes están a la espera de poder regularizar su situación migratoria o su proceso de asilo en México.
La pandemia por COVID-19 ha agudizado los retos a los que se enfrentan las mujeres migrantes y refugiadas en México. La falta de un documento migratorio hace que su acceso a la salud, al trabajo, a la educación y a una vivienda digna se vean obstaculizados. El género y su nacionalidad se convierten en factores que incrementan la discriminación y la desigualdad.
En México, de acuerdo a las estadísticas públicas de la Secretaría de Gobernación, las mujeres representan entre el 25 y el 30 por ciento de los flujos migratorios en tránsito irregular. Mientras que las mujeres solicitantes de asilo, de acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, representan entre el 35 y 40 por ciento.
Ellas tienen diferentes tiempos y formas de migrar a diferencia de sus pares hombres. Los retos y riesgos que enfrentan están atravesados por el género, la xenofobia, el racismo y la discriminación. Entre los riesgos se encuentra la extorsión, principalmente durante los operativos de control y verificación migratoria en carreteras del país; la violencia, en sus diferentes modalidades; secuestro; la falta de acceso a la justicia -en México existe un 99 por ciento de impunidad en los delitos contra la población migrante.
Los retos aumentan y se vuelven cada vez más rígidos, como la regularización migratoria con permiso para trabajar, el acceso a la educación para sus hijas e hijos, así como a derechos básicos como salud y vivienda, y malas condiciones laborales. En general, a partir del 2019 las mujeres migrantes han enfrentado políticas migratorias más restrictivas en la región, lo que incrementa las condiciones de vulnerabilidad en su tránsito, y al llegar al país de destino.
Lo mismo sucede con las mujeres solicitantes de asilo en el país, en 2020 fueron el 38 por ciento de quienes solicitaron asilo y hasta septiembre de 2021 representan el 40 por ciento de las personas que solicitaron asilo en México. Entre las causas que las obligan a salir de sus países en busca de protección internacional está la violencia de género, la persecución y amenazas en razón de género -hacia ellas o sus familias, la desigualdad y discriminación y el cambio climático.
La pandemia por COVID-19 ha agudizado los retos a los que se enfrentan las mujeres migrantes y refugiadas en México. La falta de un documento migratorio hace que su acceso a la salud, al trabajo, a la educación y a una vivienda digna se vean obstaculizados. El género y su nacionalidad se convierten en factores que incrementan la discriminación y la desigualdad.
En México, de acuerdo a las estadísticas públicas de la Secretaría de Gobernación, las mujeres representan entre el 25 y el 30 por ciento de los flujos migratorios en tránsito irregular. Mientras que las mujeres solicitantes de asilo, de acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, representan entre el 35 y 40 por ciento.
Ellas tienen diferentes tiempos y formas de migrar a diferencia de sus pares hombres. Los retos y riesgos que enfrentan están atravesados por el género, la xenofobia, el racismo y la discriminación. Entre los riesgos se encuentra la extorsión, principalmente durante los operativos de control y verificación migratoria en carreteras del país; la violencia, en sus diferentes modalidades; secuestro; la falta de acceso a la justicia -en México existe un 99 por ciento de impunidad en los delitos contra la población migrante.
Los retos aumentan y se vuelven cada vez más rígidos, como la regularización migratoria con permiso para trabajar, el acceso a la educación para sus hijas e hijos, así como a derechos básicos como salud y vivienda, y malas condiciones laborales. En general, a partir del 2019 las mujeres migrantes han enfrentado políticas migratorias más restrictivas en la región, lo que incrementa las condiciones de vulnerabilidad en su tránsito, y al llegar al país de destino.
Lo mismo sucede con las mujeres solicitantes de asilo en el país, en 2020 fueron el 38 por ciento de quienes solicitaron asilo y hasta septiembre de 2021 representan el 40 por ciento de las personas que solicitaron asilo en México. Entre las causas que las obligan a salir de sus países en busca de protección internacional está la violencia de género, la persecución y amenazas en razón de género -hacia ellas o sus familias, la desigualdad y discriminación y el cambio climático.
Tras el cierre de fronteras en Centroamérica muchas mujeres migrantes y y solicitante de protección internacional sus familias quedaron varadas en municipios de la frontera sur de México a la espera de sus procedimientos migratorios o de asilo. Las condiciones de vulnerabilidad que enfrentan se han agudizado, algunas mujeres y sus familias han esperado más de un año en condiciones precarias y la xenofobia, discrimianción y racismo de las comunidades ha estado presente.La pandemia incrementó la precariedad laboral y socioeconómica, y en consecuencia ha tenido un impacto en la población migrante, el acceso a la vivienda, a la salud y al trabajo han disminuido.. En el acceso a la salud, en concreto a las vacunas contra la COVID-19 en México, aunque no existe una negativa literal para vacunar a la población migrante, los requisitos que se establecieron descartan a las personas migrantes pues la mayoría no cuenta con una CURP o un comprobante de domicilio. Las organizaciones de la sociedad civil han realizado acciones jurídicas para que estos requisitos no sean un obstáculo y las personas migrantes puedan acceder a la vacunación de acuerdo a los grupos etarios establecidos.El riesgo de contagio para la población migrante sigue siendo alto. Las detenciones en estaciones migratorias, espacios que no cuentan con medidas de higiene y aquellas establecidas para contener el coronavirus (sana distancia, uso de cubrebocas, etc.) mantienen a las personas en condiciones de hacinamiento. Entre enero y septiembre de 2021 se han registrado más de 190 mil eventos de detención, 28 por ciento mujeres y 72 por ciento hombres. Aunque existen protocolos para la atención, estos no fueron elaborados por el Consejo de Salubridad -instancia encargada de definir las medidas para mitigar la pandemia en el país- y no se siguen.
El Estado mexicano continúa con su política de militarización de las acciones de control y verificación migratoria. A los agentes del Instituto Nacional de Migración se le han sumado más de 26 mil elementos de la Guardia Nacional y el ejército mexicano en labores de contención migratoria. El resultado ha sido el uso excesivo de la fuerza, la separación familiar, la detención y deportación de personas sin información y algunas con documentos de estancia por razones humanitarias o reconocidas como refugiadas. Además, el gobierno mexicnao ha participado de políticas migratorias estadounidense como las expulsiones bajo Título 42 (expulsiones en cadena).
En octubre de 2021, en audiencia pública ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, las organizaciones de la sociedad civil expusieron las diversas violaciones que vive la población migrante en nuestro país como consecuencia de la política migratoria implementada. Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha emitido diversas recomendaciones en favor de la vida y la salud de las personas migrantes, la mayoría dirigidas al Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional.
Mientras que el hostigamiento hacia las y los defensores de los derechos de la población migrante y solicitante de protección ha sido constantes.
El 28 de abril de 2021 se emitió una solicitud de apoyo urgente hacia la Relatora Especial sobre la Situación de Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos, tras aumentar los ataques, resaltando entre ellos el 22 de marzo de 2021, cuando los agentes en puerto fronterizo intentaron expulsar junto con las familias hacia Guatemala a las y los acompañantes.
Tras el cierre de fronteras en Centroamérica muchas mujeres migrantes y y solicitante de protección internacional sus familias quedaron varadas en municipios de la frontera sur de México a la espera de sus procedimientos migratorios o de asilo. Las condiciones de vulnerabilidad que enfrentan se han agudizado, algunas mujeres y sus familias han esperado más de un año en condiciones precarias y la xenofobia, discrimianción y racismo de las comunidades ha estado presente.La pandemia incrementó la precariedad laboral y socioeconómica, y en consecuencia ha tenido un impacto en la población migrante, el acceso a la vivienda, a la salud y al trabajo han disminuido.. En el acceso a la salud, en concreto a las vacunas contra la COVID-19 en México, aunque no existe una negativa literal para vacunar a la población migrante, los requisitos que se establecieron descartan a las personas migrantes pues la mayoría no cuenta con una CURP o un comprobante de domicilio. Las organizaciones de la sociedad civil han realizado acciones jurídicas para que estos requisitos no sean un obstáculo y las personas migrantes puedan acceder a la vacunación de acuerdo a los grupos etarios establecidos.El riesgo de contagio para la población migrante sigue siendo alto. Las detenciones en estaciones migratorias, espacios que no cuentan con medidas de higiene y aquellas establecidas para contener el coronavirus (sana distancia, uso de cubrebocas, etc.) mantienen a las personas en condiciones de hacinamiento. Entre enero y septiembre de 2021 se han registrado más de 190 mil eventos de detención, 28 por ciento mujeres y 72 por ciento hombres. Aunque existen protocolos para la atención, estos no fueron elaborados por el Consejo de Salubridad -instancia encargada de definir las medidas para mitigar la pandemia en el país- y no se siguen.
El Estado mexicano continúa con su política de militarización de las acciones de control y verificación migratoria. A los agentes del Instituto Nacional de Migración se le han sumado más de 26 mil elementos de la Guardia Nacional y el ejército mexicano en labores de contención migratoria. El resultado ha sido el uso excesivo de la fuerza, la separación familiar, la detención y deportación de personas sin información y algunas con documentos de estancia por razones humanitarias o reconocidas como refugiadas. Además, el gobierno mexicnao ha participado de políticas migratorias estadounidense como las expulsiones bajo Título 42 (expulsiones en cadena).
En octubre de 2021, en audiencia pública ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, las organizaciones de la sociedad civil expusieron las diversas violaciones que vive la población migrante en nuestro país como consecuencia de la política migratoria implementada. Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha emitido diversas recomendaciones en favor de la vida y la salud de las personas migrantes, la mayoría dirigidas al Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional.
Mientras que el hostigamiento hacia las y los defensores de los derechos de la población migrante y solicitante de protección ha sido constantes.
El 28 de abril de 2021 se emitió una solicitud de apoyo urgente hacia la Relatora Especial sobre la Situación de Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos, tras aumentar los ataques, resaltando entre ellos el 22 de marzo de 2021, cuando los agentes en puerto fronterizo intentaron expulsar junto con las familias hacia Guatemala a las y los acompañantes.
El gobierno mexicano no ha mostrado disposición para hacer frente a estas afectaciones:
El gobierno mexicano no ha mostrado disposición para hacer frente a estas afectaciones:
a) De la sociedad civil
Más información:
Instituto para las Mujeres en la Migración AC – https://imumi.org/
Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano – http://caravanamigrante.ibero.mx/frontera-sur
Organizaciones que lo integran:
American Friends Service Committee (AFSC) – Oficina Latinoamérica y el Caribe, Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa, Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, Centro de Derechos Humanos Tepeyac, Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia Minerva Bello, Formación y Capacitación (FOCA), Iniciativas para el Desarrollo Humano, Junax, Kaltsilaltik, Médicos del Mundo – España y Francia (MdM), Una Mano Amiga en la Lucha contra el SIDA, Voces Mesoamericanas Acción con Pueblos Migrantes.
a) De la sociedad civil
Más información:
Instituto para las Mujeres en la Migración AC – https://imumi.org/
Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano – http://caravanamigrante.ibero.mx/frontera-sur
Organizaciones que lo integran:
American Friends Service Committee (AFSC) – Oficina Latinoamérica y el Caribe, Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa, Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, Centro de Derechos Humanos Tepeyac, Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia Minerva Bello, Formación y Capacitación (FOCA), Iniciativas para el Desarrollo Humano, Junax, Kaltsilaltik, Médicos del Mundo – España y Francia (MdM), Una Mano Amiga en la Lucha contra el SIDA, Voces Mesoamericanas Acción con Pueblos Migrantes.
Tras la pandemia se ha manifestado de maneras más violentas y perjudiciales el racismo y la xenofobia en nuestro país, dejando estragos para aquellas mujeres y niñas que viajan transitoriamente en busca de una mejor vida y nuevas oportunidades. Actualmente no hay un programa que asigne un presupuesto de egresos de la federación y son preocupantes los incidentes de violación a Derechos Humanos presentados con mayor frecuencia por parte de las autoridades.
Tras la pandemia se ha manifestado de maneras más violentas y perjudiciales el racismo y la xenofobia en nuestro país, dejando estragos para aquellas mujeres y niñas que viajan transitoriamente en busca de una mejor vida y nuevas oportunidades. Actualmente no hay un programa que asigne un presupuesto de egresos de la federación y son preocupantes los incidentes de violación a Derechos Humanos presentados con mayor frecuencia por parte de las autoridades.